Archipiélago de San Blas - Panamá 50+240 km en 5+14 días
-Este es el relato de un loco sueño, pero sobre todo de una obstinada ilusión-.
Todo empieza un par de años atrás viendo un programa de TV3 llamado “El Foraster”, en este, el protagonista recorre Cataluña buscando personajes curiosos y descubre por casualidad en Castellfollit de la Roca, en la Garrotxa profunda al pie de los Pirineos a Pepe, este sufre un cáncer terminal y su obsesión es construirse un velero con sus propias manos para llegar a su paraíso particular llamado San Blas en el Caribe de Panamá, antes que sea demasiado tarde para el. Nada más acabar el emotivo reportaje entro a San Google y busco estas islas de las que jamás había escuchado su nombre, mi sorpresa es máxima al ver que ese archipiélago realmente como decía Pepe, es un paraíso. ¡Mi sueño se ponía en marcha!
Jamás imagine la gran complejidad de enviar un contenedor con 2 kayaks al otro lado del Atlántico, pero al final con casi 4 meses de retraso, acaba llegando, la espera ha sido larga y con momentos desesperantes, al menos he aprovechado toda esta espera inesperada para recorrer toda Centroamérica con la mochila a la espalda.
Cuando
por fin llegan los kayaks a Colon que es la ciudad del extremo Atlántico del
Canal de Panamá. Nos ponemos en marcha, pero sufrimos durante 5 días los
efectos del viento y la mala mar al ir ya fuera de las fechas óptimas. La idea
inicial que era navegar los 150 km que nos separan hasta San Blas, la acabamos
descartando y decidimos llegar a las islas por tierra con los kayaks. Nasi mi compañero de esta travesía y muchas otras anteriores, ha venido en velero desde Canarias
Pepe se hizo a la mar, pero jamás llego a su paraíso.
Después
de la habitual rutina de estibar, alimentarnos y decidir la ruta, nos ponemos
en marcha hacia el oeste, vamos enlazando diversas pequeñas islas, todas
habitadas y donde decenas de niños curiosos nos persiguen desde la orilla de su
isla.
En
la primera que paramos para estirar las piernas, en nada nos vemos rodeados por
gran cantidad de habitantes vestidos tradicionalmente, esta isla está
celebrando 5 días de fiesta, su euforia y aliento delatan que están a punto de
acabarla, marchamos rápido de aquí antes que sin querer se nos complique el día.
Toca
larga y trabajosa travesía a mar abierto con viento y oleaje en contra. Antes
de desembarcar ya tenemos el comité de bienvenida. Notamos que venir en
kayak es una excentricidad que raramente entienden, pero por contra valoran
nuestro esfuerzo de venir a brazos hasta aquí y eso nos abre la puerta en Isla
Iguana, rápidamente se nos presentan, nos enseñan la aldea, nos invitan a
celebrar la fiesta del paso a la pubertad de una chica local y acabamos
alojados bajo un techo y colmados de atenciones.
Toda
la comunidad se reúne en una gran cabaña tradicional, los hombres fumando y
bebiendo chicha, al fondo las mujeres vestidas a la manera tradicional son las
que llevan a cabo el desarrollo de la celebración. La gente mayor únicamente
habla Guna, pero son muy gestuales expresándose con nosotros. Hay un montón de
niños por todos los lados que también nos reclaman su atención. En todo momento
nos sentimos observados y están sumamente atentos a que no tomemos imágenes de
la celebración o de personas.
En
las islas no hay un solo espacio libre, el entramado urbano es estrecho y
laberíntico, las familias conviven masificadas, su día a día transcurre de
manera muy sencilla en elementales cabañas de madera, troncos, chapas, suelo de
tierra, duermen en hamacas y el mobiliario destaca por su ausencia.
Al
final hoy nos ponemos tarde a palear, aquí el viento de norte es constante y no
tiene la lógica de nuestras térmicas, hoy el plan será ganar distancia
resiguiendo la costa resguardada de Tubualá, llegar hasta esta nos conduce a través
de varias pequeñas y superpobladas islas donde se repite el bullicio infantil
de ayer. Un detalle que nos llama poderosamente la atención es ver varios niños
albinos, en San Blas se les llama “hijos de la luna” estas islas tienen el
mayor índice mundial de población albina, 1 de cada 150 nacimientos tienen ausencia
de melanoma, la mayoría de ellos condenados vivir pocos años en estas
condiciones de sol tropical.
Cuando
llegamos a tierra firme vemos un gran trasiego de cayucos entrando al interior
de la selva por un estrecho y serpenteante rio, nos adentramos en el a través
de un espectacular manglar y descubrimos que aguas arriba hay una fuente de
agua potable donde se abastecen las islas.
Toca
reseguir la costa de vegetación espesa, dos horas más tarde llegamos a la
primera playa donde es posible desembarcar, bucólico lugar rodeado de fondos de
coral donde pasaremos la noche.
Empezamos la etapa pronto ya que preferimos palear a rascarnos las irritantes micromordeduras en los pies de sycra, que se han cebado esta noche con nosotros.
Reseguimos
la costa a través de preciosos pasajes entre manglares y en nada estamos
atravesando varias islas masificadas de casas muy básicas. Vemos que cualquier
pequeño islote, por reducido que sea vive gente. A partir de aquí dejamos
definitivamente atrás el abrigo de tierra firme y nos adentramos al mar para
seguir nuestra ruta saltando de islote en islote.
En
esta zona encontramos multitud de cayucos tradicionales Gunas que no son más
que un inmenso y rudimentario tronco de árbol vaciado y a los que les adaptan
una pequeña vela en los trayectos más largos.
El
Porvenir destaca por sus casi inexistentes construcciones y porque alberga un
modesto aeródromo con una pista que no sobrepasa los 200 metros de largo.
También se encuentra un museo de la historia del pueblo Guna, interesante de
contenido, pero en total estado se dejadez.
Esta
isla es propiedad de una familia que regenta un restaurante y varias cabañas
sencillas. Después de una semana en autosuficiencia de comer y dormir, hoy
damos acabada la etapa a la mitad y nos regalamos un pequeño homenaje aquí y
más después de ver los generosos pescados que han capturado delante de nuestras
narices.
La
etapa empieza con una travesía de 4 kilómetros hasta la siguiente isla con
viento y olas laterales, al principio son divertidas de superar, en el tramo
final con olas superiores a un metro la atención es máxima, pero en ningún
momento nos sentimos superados por el rompiente
A
partir de ahora encontramos una espectacular sucesión de islas a tocar una
detrás de otra. El color del fondo marino se intuye espectacular, lástima que
no aparece el sol entre las espesas nubes que nos acompañan estos últimos días.
La mayoría de microislotes parecen de fantasía, unas decenas de metros de
superficie de arena blanca, unas palmeras y una cabañita. También
encontramos otras un poco más grandes donde el contraste es total por la
gran afluencia de turistas traídos en lancha desde Carti a pasar el día de
playa.
La
etapa está resultando espectacular y al llegar a la isla de Nunudubse, sin personas,
ni servicios, pero con numerosos veleros anclados en sus aguas. Aquí paramos a
comer algo y bañarnos, lo que vemos y sentimos, nos produce tan buenas
vibraciones que damos la jornada por acabada y nos quedamos aquí. ¡Que gran
acierto!!
5a
- 6a etapa Nunududse
Este
lugar gracias a su calado recibe multitud de veleros, algunos de ellos
catalanes, con los que departimos amenas conversaciones y nos ilustran sobre
los secretos de la navegación y la meteo en estas islas, como no podía ser de
otra manera, todos unos personajes bien singulares, aunque la palma se la lleva
una familia con dos niños de l’Emporda que están dando la vuelta al mundo sin
ninguna prisa.
La
isla es un auténtico jardín que cada mañana la barre y rastrilla Nicanor, un
Guna en los 60, de gran vitalidad y mayor sabiduría, nos explica que esta isla
tiene 28 propietarios y son los descendientes de su bisabuelo que por allá la
década de los años 40 del pasado siglo, este islote no existía como tal, era
puro manglar y su antepasado se dedicaba a venir desde su comunidad que estaba
a 1 dia de cayuco y ir cortando todo el mangle hasta descubrir la superficie,
más tarde planto palmeras para fijar el suelo, dar sombra y alimento, hoy día
sus descendientes con gran orgullo se hacen cargo rotativamente cada 3 meses
del mantenimiento de este bucólico lugar.
Estar
en el paraíso no significa solo relax, las horas nos pasan volando haciendo
snorkel entre multitud de peces y estrellas marinas, visitando las islas
vecinas, repasando y practicando técnica con los kayaks.
Que
se detenga el tiempo que me quedo aquí!
El
primer salto de pocos kilómetros a la siguiente isla, se nos pasa sin darnos
cuenta, absortos con el majestuoso espectáculo de tonos inacabables de azul
marino, y más hoy, que por fin aparece el sol. Llegar a la siguiente es un
escándalo para los sentidos, creo decir sin equivocarme que es el tramo de
aguas más sublime por las que he navegado. Nos cruzamos con numerosos Gunas
pescadores, algunos colocando la barrera para el atún, otros en cayuco lanzando
la red al aire y los más jóvenes a pulmón buscando langostas. Paramos en la
penúltima isla de la jornada, aquí comemos y nos acercamos a ver el
delicado tramo que nos ha quitado el sueño los días anteriores, se ve difícil,
pero factible de pasar. En el breve rato de comer el viento de cara ha
aumentado y las suaves olas que veíamos hace un rato, ahora nos obligan a una
navegación intensa. Nos marcamos una gran parábola para ponernos a sotavento de
los Cayos Holandeses y completamos en un excelente horario el tramo más
expuesto de la travesía del archipiélago. Desembarcamos y directos a
sumergirnos a los fondos de coral, un espectáculo que nos deja sin palabras lo
que contemplamos....: multitud de peces de colores, corales inimaginables y
todo ello iluminado con el sol bajo de la tarde.
Estar
tan absorto en el fondo marino ha hecho que pierda de vista la playa y una ola
tire mar adentro mi kayak, inutilice la placa solar y pierda el único calzado
que llevo.
En
tierra un capitán Venezolano de velero que no pierde detalle de nuestras
desventuras, nos explica al vernos, que le ha venido a la mente un libro donde
el protagonista Canario recorría Sudamérica durante 2 años por sus ríos en kayak,
ahora el sorprendido es el, cuando le explicamos que Roman Morales es buen
amigo nuestro y en cierta manera alma inspiradora de este viaje.
8a etapa Wasadalup-Diadub 6 horas
Empezamos
las primeras paladas con la ya habitual frase de Nasi “otro día mas en el paraíso”,
y razón no le falta... Wasaladup es un lugar que nos quedara en el corazón.
Vamos
en modo búsqueda, primero a ver si vemos cocodrilos, que don nuestros vecinos
de la isla que esta enganchada a la nuestra, pero no hay suerte. El mismo resultado
que tiene buscar en medio del mar el calzado perdido ayer.
Hoy
toca recorrer los extensos Cayos Holandeses de punta a punta, son las islas más
recónditas y alejadas de la costa por lo que hay pocos turistas que pasan el día
y si bastantes veleros. La mayoría de islas son grandes, frondosas y no están
habitadas. En una encontramos un solitario chico Guna que ha sido desterrado allí
por su comunidad, con una truculenta historia personal homofoba, que nos hace
marchar con mal sabor de boca. Encontramos muchas zonas de increíbles aguas
turquesa, pero pocas zonas de desembarco, por lo que tocan largas tiradas de navegación,
la última de todas se llama Isla Tortuga, nombre debido al deshueve de tortugas
marinas que antaño elegían este lugar para la puesta, ahora estorban, se ha
reconvertido en un lugar turístico, donde la bienvenida son 3 dólares por poner
el pie en su playa y así suma y sigue.... A pesar de eso no podemos evitar
comernos un pescado con vistas, pero ante el precio abusivo de poner nuestra
hamaca para pasar la noche optamos por marchar, aparecemos en una pequeña isla
de jóvenes pescadores que nos vienen a recibir con toda la curiosidad del
mundo, acabamos haciendo un trato con ellos:
Les
enseñamos a navegar en nuestros kayaks y ellos nos enseñan a pelar cocos,
acabamos juntos la jornada con una gran fogata, comiendo pescado fresco que nos
han ofrecido, mientras va rodando una botella de ron que ha aparecido por arte
de magia y acaban de animar la noche explicando historias singulares de su día
a día.
Empezamos
la etapa en una larga travesía, en el momento que salimos fuera de la barrera
de coral, las grandes olas laterales se hacen inmensas y le ponen emoción a la
navegación que requiere toda nuestra atención, por suerte es el día con el
viento más débil de las dos últimas semanas, y aun así sopla a unos 20
kilómetros por hora, es hora y media de adrenalinica montaña rusa, con la
emoción final añadida de saber encontrar la estrecha entrada a través del
escudo de coral. Una vez en aguas tranquilas solo queda disfrutar de los
fantásticos fondos marinos y sus tonos azules que son pura fantasía. La parada
de medio día hoy no es para escondernos del sol, hoy toca disfrutar hasta
saciarnos de las maravillas sumergidas en la barrera de coral. El viento
moderado que ha soplado, ha hecho que la etapa acabe rápidamente y nos animamos
a hacer otro largo cruce hasta cerca de tierra firme, estamos cerca de Narganá,
la ciudad más importante de Guna Yala y curiosamente las islas más cercanas a
este enclave están abandonadas y llenas de vegetación, no es buena opción
desembarcar en ellas si queremos sobrevivir a las hordas de mosquitos. La única
isla sin vegetación que hay es un antiguo asentamiento derruido y está llena de
plástico traído por la mala mar. Lugar poco bucólico, pero a cambio nos
despertaremos sin molestas picaduras. Por suerte, ver saltar alegremente a
pocos metros frente a nosotros a una pareja de delfines, nos hacen sentirnos
unos privilegiados.
10a
etapa Webab-Kuebdi 4 horas
La
capital la forman dos islas vecinas unidas por un transitado puente, este une Corazón
de Jesús y Nargana, el único punto de desembarco cómodo para nosotros, es
el destacamento de policía de esta última isla, el oficial de mayor rango,
amablemente nos facilita el acceso, nos vigilan los kayaks y nos cargan las
agotadas baterías de nuestros equipos.
Después
de la larga jornada de ayer, hoy nos lo tomamos con bastante relax. Esta
comunidad Guna es diferente a las que visitemos los primeros días, allí eran
totalmente tradicionales y vivían hacinados en sus diminutas islas, aquí es
todo lo contrario, pasamos desapercibidos, la isla respira con varias zonas
verdes y la mayoría de población viste al modo occidental.
Esta
enclave es un importante centro de comunicación y abastecimiento con las
vecinas poblaciones Gunas por lo que su muelle de desvencijados barcos que usan
de mercado flotante es de lo más activo. En la plaza de Corazón de Jesús hoy
hay animación, entrenan y juegan a vóley unas habilidosas jóvenes locales, el
sector masculino se dedica a otro deporte unos metros más allá, en el plasma
gigante hay futbol. Hoy mi espalda se merece un descanso de palear y tomo
asiento delante de la tv con mi “vermut”, y ya somos uno más viendo el Real
Madrid - Celta de Vigo en directo.
Con
la barriga llena y los víveres comprados, emprendemos la ruta apurando el
horario en busca de una playa para colgar las hamacas. Volvemos a vivir un momento
mágico paleando sobre el mar en calma y delante nuestro, el último rayo de sol,
se despide de otro día.
11a
etapa Kuebdi-Cambombia 3 horas
Tenemos
una larga sucesión de islotes situados en medio del archipiélago entre la costa
y los Cayos Holandeses, estos forman una gran barrera de coral donde las olas
no entran y por fin dejamos de tener de cara el persistente viento de
norte.
En
este tramo encontramos las mayores islas de la ruta, todas selváticas, sin
presencia humana y algunas de ellas con lagartos (cocodrilos) según nos
explicaran más tarde. La navegación transcurre entre rincones de ensueño y a
veces toca saber resolver el enigma del mejor paso entre la barrera de coral,
este a pesar de su gran belleza, es quizás el mayor problema que tenemos
mientras navegamos. Su gran dureza podría rasgar o perforar nuestros cascos de
polietileno. Además, sería un grave problema tener un incidente sobre ellos y
que el coral nos cause una herida, esta será dolorosa y de fácil infección.
¡Momento
mágico!! Se pone a llover con fuerza sin esperarlo, de golpe doblamos un
saliente y nos encontramos delante un muelle de madera en medio de una playa
paradisiaca con las aguas más turquesas que podamos imaginar. Desembarcar y
vuelve a salir el sol, hemos llegado a Cambombia, al momento nos miramos y
sabemos qué haremos noche aquí. Nos reciben amistosamente sus familias,
comemos, nos bañamos y acabamos compartiendo la cena y animosa charla, negra
noche en el interior de una cabaña. Son Gunas jóvenes y concienciados, algunos
de aquí, otros viven en Panamá, la conversación gira al alrededor del futuro de
su comunidad y la gran transformación social, cultural y de valores que se ha
acelerado con las nuevas generaciones que suben, muchos de ellos marchan a
estudiar y vivir a la gran ciudad y es lógico que se hagan preguntas sobre
realidades de dos formas de vida antagónicas.
Marcho
a mi hamaca con el convencimiento que en pocos años, la parte más tradicional
que he visto y vivido estos días aqui, ya será historia....
Hoy
nos cuesta marchar de Cambombia, nos hemos sentido como en casa, ellos parece
que también han estado a gusto, vienen grandes y pequeños a despedirse y
hacerse fotos con nosotros.
Es
un auténtico placer palear hoy por las aguas calmadas, transparentes y repletas
de estrellas de mar, mientras inténtanos a cada momento, retener en nuestra
memoria, tantos momentos de belleza sublime.
Nos
aparece sin esperarlo Miria, un pequeño enclave donde están haciendo un gran
trabajo de recuperación de terrenos al mar y al manglar. Edwin y su mujer, los jóvenes
propietarios Gunas de esta isla, tienen un motivante proyecto turístico a punto
de ver la luz con la construcción de varios bungalows autosostenibles y ecológicos.
Ilusionados nos los ensenan, nos explican, nos implican y nos ganan....
Pasaremos
en esta isla de aguas turquesas otra noche, hoy bajo una luminosa luna llena.
13a
etapa Miria-Bundub 5 horas
La
etapa de hoy consta de pequeñas islas separadas algunos kilómetros entre ellas,
ha sido uno de los días con más trayecto recorrido, pero hacerlo sin olas y con
el viento soplando de espaldas ha sido un auténtico lujo. Se nota que nos vamos
acercando al único punto de acceso terrestre, el embarcadero de Cartí, en sus
inmediaciones se encuentran la mayoría de islas turísticas donde la gente va a
pasar el día, aquí las islas ya no son una comunidad gestionada por una familia
o unos cuantos Gunas, aquí todo está pensado para el negocio. Poner el pie en
tierra para descansar 3 dólares, usar el baño 2 dólar, cargar batería 1
dólar.... venimos estos días de disfrutar de la amabilidad de los indígenas más
alejados del turismo y llegar aquí y aunque estén en su pleno derecho de
exigirte dinero, lo hacen sin ningún tipo de consideración, ni empatía, esto
provoca que embarquemos rápido y pasemos estos rústicos resorts rápidamente y
esperamos a comer a la noche.
El
objetivo de hoy es llegar a Bundup, un pequeño islote con gran cantidad
de palmeras que ocupan absolutamente toda la superficie emergida, al llegar nos
encontramos que hoy ha venido el propietario con sus dos hijas a limpiar y
recolectar cocos, nos cobra 2 dólares por pasar la noche, estos los pagamos a
gusto. Uno de los negocios principales de los Gunas o comunidades propietarias
de islas es la recogida de cocos, estos son vendidos ya pelados a barcos Colombianos
por 0,30 dólares la unidad, el uso final es para elaborar aceite y cremas de
belleza. Una de las consecuencias positivas de la recolección es que las islas
se mantienen limpias de maleza, residuos marinos y mosquitos.
Acabamos
el día con su sol bajo, sumergiéndonos en un espectacular arrecife de coral.
Hoy
es nuestro última etapa navegando en San Blas, Nasi esta exultante, después de
varias sesiones donde casi había tirado la toalla, hoy por fin le han salido
los esquimotajes. Se nos nota cierta nostalgia en la navegación, cada uno de va
a su ritmo encerrado dentro de sus pensamientos y sensaciones, tenemos horas
por delante para hacer balance de estas últimas semanas recorriendo este
archipiélago. Han sido días de descubrimientos, sorpresas, alegrías,
incertidumbres y sobre todo de mucha felicidad. Mientras damos las últimas paladas
nos sentimos unos privilegiados por estos días vividos en un lugar tan
autentico, por estas aguas de trasparencia irreal, islas de un par de palmeras
que las rodeas a pie en un minuto, por una gente tan noble como los Gunas, por
la paz que aporta vivir de manera minimalista y sobretodo el placer que da
hacer un nuevo sueño realidad.
Nasi
seguirá unas semanas más aquí descubriendo la zona continental de Guna Yala dirección
a Colombia que nos ha quedado por conocer.
Días
mas tarde, con mi cuerpo en casa, mi mente aun en el cálido Caribe y la
nostalgia a flor de piel. Mientras paseaba por los pasillos de una librería, leí al azar, la portada de un libro de Albert Espinosa, y sin buscarlo, me dio el mejor
resumen de lo vivido estos últimos meses…
Actividad realizada durante Marzo del 2019
Para más informacion AQUI
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